8/4/11

Solidaridad entre gangsteres. (II) Acuerdos, cumbre fallida y cúmulo de despropósitos

En el capitalismo actual, aparte de soluciones técnicas aisladas, no se ve otra cosa que error y corrupción. Son vicios técnicos condenables por sí mismos y por sus consecuencias humanas, que se sustentan en unos principios radicales. Emmanuel Mounier planteará que, para el capitalismo, el principio metafísico del optimismo liberal subyacería en todo el sistema y haría que las libertades humanas, abandonadas a ellas mismas, establecerían espontáneamente la armonía. Sin embargo, la experiencia demuestra -según Mounier- que la libertad sin disciplina cede el campo a los determinismos del mal, donde los más fuertes desposeen y oprimen a los más débiles.


Como este árbol, sometido a la acción de desaprensivos, la sociedad ha de exigir principios de actuación para no ser destruida por el capitalismo salvaje

Mounier denuncia tres principios del capitalismo:
a) la primacía de la producción, por la que la persona queda al servicio de una economía de producción desenfrenada, en la que no hay necesidades sino mercancías y un mercado, donde no hay valores sino precios;
b) la primacía del dinero, donde economía y trabajo se supeditan al dinero, que determina la clave de los puestos de mando y la prevalencia del capital sobre el trabajo, que especula sobre el dinero para transformar la economía en un juego de azar ajeno a los contragolpes económicos y humanos;;
c) la primacía del beneficio, que domina la vida económica de acuerdo a un principio indefinido que permite obtener provecho sin trabajo. Un beneficio que los valores burgueses regulan hacia el confort, la consideración social y representación, con indiferencia hacia el bien propio de la empresa o de la economía.



El juego de estos principios no tiene otro límite que el mecánico y deshumanizado de la preocupación por el beneficio, que expulsa progresivamente todo valor humano como el amor por el trabajo y su objeto; como el sentido del servicio social y de la comunidad humana; como sentido poético del mundo, de la vida privada, de la vida interior, de la religión.

Al dinero, como simple medio de cambio, el capitalismo lo transforma en un bien productivo por sí mismo; es decir, la usura. Un parasitismo de formas invasoras que se adquiere sin trabajo, sin servicio real o transformación de materia, sino que se aprovecha del trabajo de los demás y produce inflaciones diversas.

Acuerdos, antes y después de la Cumbre de marzo

Volviendo al terreno de lo cotidiano, nuestros capitalistas, poco importa que sean de derechas o izquierdas, entretejen todo tipos de alianzas y acuerdos. Así, durante el mandato tripartito, patronal y sindicatos suscribieron un Acuerdo Estratégico, que CiU no lo suscribió calificándolo de patético. El 25 de marzo de 2011, el nuevo gobierno de la Generalidad celebró una Cumbre para la reactivación económica. Reunión contra la crisis que concluyó en un documento de mínimos, ni común ni unánime entre los asistentes. De éstos, pocos se plantearon seriamente la Cumbre, ni, tampoco, la metodología empleada estuvo a la altura. Eso sí, al presentar los resultados de la Cumbre, la puesta escena de Artur Mas calcó el más puro estilo Barack Obama, si bien, la imagen ofrecida fue de improvisación y de vacuidad. Presentó, en solitario y sin la pertinente foto de familia, un documento que incluía seis acuerdos, seis encargos y un mandato.

Acuerdos genéricos para reducir burocracia pública con menos normas y más fáciles de cumplir; para reformar la formación profesional y adaptarla e integrarla en el modelo productivo; para exigir al Gobierno y a la Unión Europea que apuesten por el corredor del mediterráneo y para que el gobierno transfiera los aeropuertos de Gerona, Reus y Sabadell, y para que la Generalidad sea decisiva en la gestión del aeropuerto del Prat; para obtener de “Madrid” la racionalización del marco fiscal de la actividad productiva, medida que cuenta con el visto bueno del PSC, PP y ERC; para políticas de fomento de trabajo y de apoyo a los sectores sociales más perjudicados por la crisis económica.


Artur Mas explica a los medios de comunicación, en solitario, el alcance de la Cumbre

Encargos genéricos para mejorar las vías de financiación del sector privado; potenciar la política industrial de Cataluña; crear un modelo flexible para las pymes y autónomos; conseguir mayor interrelación entre la productividad y la innovación; fomentar la creación de empresas; y defender la política energética de Cataluña.

Mandato dirigido a la Comisión para la formulación del pacto fiscal del Parlamento de Cataluña, para que concluya sus trabajos técnicos antes del 31 de octubre de 2011 y los oriente en la dirección de obtener el concierto económico para “que nuestra riqueza se escape menos hacia fuera de Cataluña” –en palabras de Artur Mas. Patética CiU que, durante más de treinta años, se negó al concierto económico, al que siempre calificó, despectivamente, de “carlistada”, ahora lo pide con desespero. El momento fue hace treinta y tres años, ahora, tanto el Tribunal Constitucional como el Consejo Consultivo de la Generalidad han considerado la petición de Mas de inconstitucional.

Nada concreto bajo la faz de una tierra, a la que el viento se le lleva las pocas ideas de sus monotemáticos dirigentes.

Acumular despropósitos

Tres meses han bastado para reducir sensiblemente las expectativas del denominado “gobierno de los mejores” de Artur Mas. A un despropósito le sigue otro, que son minimizados o silenciados por los muchos medios de comunicación al servicio de CiU. Acciones desastrosas y descabezadas, improvisadas y con continuas marchas atrás, como la limitación de la velocidad variable a la entrada de Barcelona, como el cazar jabalíes en la Sierra de Collserola con arcos y flechas, sin calibrar el peligro para los habitantes de la zona. Sin olvidar la gran equivocación de la vicepresidenta Ortega al concederse ella misma una titulación universitaria de la que carece. Sin olvidar el alarmismo errático de Oriol Pujol Ferrusola, secretario general de CiU, al manifestar que el gobierno catalán no podía pagar las nóminas del mes de enero por las malas finanzas dejadas por el tripartido y que obligaban al presidente de la Generalidad a viajar en clase turista.



Participantes en la Cumbre anticrisis auspiciada por Artur Mas para rapiñar ideas y contratar voluntades

Mas se queja del tripartito por partidas comprometidas sin previsión de dotación presupuestaria y que podrían sumar varios miles de millones de euros. De momento, Mas necesita 11.000 millones para refinanciar la deuda que vence a lo largo de este ejercicio. El PSC le acusa de engañar a los ciudadanos y de ocultar un efectivo de 2.000 millones de euros, que heredó del Tripartito para su empleo inmediato. Montilla le recuerda que, en 2003, CiU les dejó una deuda aplazada de 3.000 millones de euros así como numerosas facturas de las que no habían informado, que aparecieron por los cajones de cada Departamento.

Como el Consejo de Política Fiscal y Financiera determinó el límite máximo de déficit en el 2,4% y éste se eleva al 3,6% en Cataluña, Artur Mas aprovecha la precariedad de las cuentas de la Generalidad para exagerarla aún más y, escudándose en ella, retomar su estrategia del victimismo nacionalista, tan querida por el apocalíptico Pujol, siempre presto, en estos días, a nuevos dilemas: independencia o desaparición de Cataluña. Silencia Mas que Cataluña, en función del nuevo modelo de financiación autonómica, recibirá 2.730 millones más en 2011, 3.300 en 2012 y 3.900 en 2013. Artur Manostijeras, como ya se le conoce en Cataluña, ha de reconocer que la Agencia Catalana del Agua por ellos creada, que dobla el importe de los recibos de agua pagados por los residentes en Cataluña, tiene acumulada una deuda de 1.700 millones de euros. A este despropósito se une otro nuevo como el de ceder a los promotores la adjudicación de los pisos protegidos, gestión que venían realizando los ayuntamientos mediante el registro de solicitantes de VPO, que continuará como mera curiosidad estadística –tal como ha declarado Carles Sala, secretario de Vivienda de la Generalidad.

Por coherencia y responsabilidad, PSC, ERC y el PP dieron su apoyo a CiU para la emisión de deuda por un máximo de 2.163 millones de euros hasta que se aprueben los presupuestos de 2011, que no se pudieron aprobar a causa de las elecciones de noviembre de 2010. No entienden, en consecuencia, por más “causas fundamentalmente técnicas” que alegue Artur Mas, qué éste aplace la aprobación de los nuevos presupuestos hasta pasadas las elecciones municipales del 22 de Mayo. No comprenden que, si la situación es tan insostenible, Artur Mas haya decidido suprimir el Impuesto de Sucesiones para los familiares próximos, una medida que –para el PSC- sólo beneficia a 527 personas de los siete millones y medio de ciudadanos de Cataluña, y que representará para la Generalidad una reducción de ingresos de unos 130 millones de euros, al otorgarles bonificaciones del 99% con independencia del valor patrimonial de los bienes que se transmiten Al mantener el tributo en las transmisiones a partir del tercer grado de consaguinidad prevé recaudar 120 millones de euros.

A CiU se le empieza a ver el plumero. Cuando dice que no recortará gasto social, acto seguido, el consejero de Salud procede a ejecutar una reconversión sanitaria que, desde el 1 de abril, comporta cierre de camas, plantas, quirófanos y servicios, reducción de las unidades de cuidados intensivos (UCI), supresión de bases del Sistema de Emergencias Médicas y de puntos de atención continuada y de urgencias, así como la reducción de plantillas (4.000 en el ICS y 3.200 en la Red Hospitalaria de Utilización Pública) así como la supresión de las obras en centros de atención primaria y hospitales. Un recorte del 10% lineal, inadmisible e intolerable, porque no tiene en cuenta ningún criterio clínico ni se plantea reformas; porque su lenguaje se limita a los costes, que afectan a las estructuras asistenciales y a la calidad del acto médico. El gobierno de CiU trata de imponer un copago que rompería la lógica solidaria por la que pagan los que más tienen y usan los servicios quienes más lo necesitan. Pero, el independentista Artur Mas olvida que tenemos uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, resultado del esfuerzo de la colectividad, que es moralmente sólido y que comporta un ideal de justicia social porque corrige desigualdades sociales.

Si se cierran estructuras que trabajan a pleno rendimiento, ¿quién dará servicio a los pacientes? ¿Qué listas de espera se alargarán y de qué patologías? Previsiblemente, entramos en una fase de silencios hasta pasadas las elecciones municipales.

Próximo artículo de Solidaridad entre gángsteres ...(III) Los maletines planean sobre Cataluña

No hay comentarios:

Publicar un comentario