ICS: Objetivos de transformación

Con la aprobación de una resolución que instaba al govern a llevar a cabo actuaciones en el ICS, el Parlament ha fijado los objetivos del proyecto de transformación del Instituto Sanitario.

Entre las acciones necesarias figuran las de:
- mantener la titularidad pública del Instituto Catalán de la Salud
- desarrollar la Ley 8/2007 del ICS, en cumplimiento de su naturaleza jurídica, incluyéndolo en el epígrafe de entidades de derecho público de los Presupuestos de la Generalitat de Cataluña, para configurarlo como empresa pública y dotarla de unos instrumentos de evolución caracterizados por su adaptabilidad al cambio, agilidad, competitividad, eficiencia, descentralización, proximidad a las necesidades de la población y sostenibilidad.
- promover, de acuerdo con el art. 12 de la Ley 8/2007, su integración territorial con el resto de proveedores de la red sanitaria de uso público, a fin de facilitar la coordinación asistencial, la continuidad de acceso del ciudadano y el cumplimiento de los objetivos de política sanitaria en el marco del Plan de Salud de Cataluña.

En el 2011, los trabajadores del ICS ocuparon su sede central en Barcelona. La fotografía de El Pais mostraba, en la planta baja del edificio, una pancarta que resumía la situación de la sanidad en Cataluña: El paciente es el culpable

En el imaginario del ICS se considera que, ahora, podrá dispensar una atención de calidad, eficiente, sostenible y próxima, para cubrir las necesidades de la ciudadanía y que facilite el trabajo en red y la integración de los diferentes dispositivos asistenciales en los territorios de referencia. ¡Casi ná!

Sin embargo, la realidad, que siempre es tozuda, es muy diferente y admite diversas preguntas:
- ¿Hasta ahora los profesionales del ICS no cubrían las necesidades de la ciudadanía ni prestaban una atención de calidad eficiente, sostenible y próxima?
- ¿Cómo se entiende que antes, en Hospitales como el Joan XXIII de Tarragona, se realizaran intervenciones quirúrgicas de larga duración (de 8 a 14 horas en una sola operación) que comportaban la actuación de diferentes profesionales de la misma especialidad, que se sustituían unos a otros hasta acabar la operación, y, ahora, se derivan a otros centros de Cataluña?
- ¿Qué razones, aparte de las económicas, existen para que, ahora, esas intervenciones se realicen en Hospitales de Barcelona, cuando, por ejemplo, especialistas del centro tarraconense conforman los equipos que realizan intervenciones en Barcelona, como la realizada al ex entrenador del Barça en el Hospital Valle Hebrón?
- ¿Cómo se justifican las triquiñuelas utilizadas con las listas de espera para manipularlas y que no conste el tiempo real de espera que han de soportar los pacientes?
- ¿En algún momento, han pensado en los pacientes y en sus familias a la hora de derivar hacia centros de Barcelona, aunque solamente se trate de una intervención diagnóstica, terapéutica o preventiva?

Un actuar cuya razón parece tener su fundamento en el ahorro económico y en el crear las bases para el desmontaje de una asistencia sanitaria de proximidad. A menor actividad, menor necesidad de personal.

En la lógica de los terminators de la sanidad pública tiene su importancia el descalificar a unos profesionales que hasta la víspera eran perfectamente válidos y a quienes, ahora, se les monta tribunales calificadores con la intencionalidad de declararlos No Aptos. Un ejercicio de descalificación, no habitual desde 1986 cuando se implantó la normativa vigente, que está especialmente dirigidos a los jefes de sección y de servicio que no son de la colla. Como el trabajo es escaso, y, por tanto, un bien económico, se trata de hacer espacio para colocar a los amigos de los amigos de los amigos. Nuevos profesionales que, previsiblemente, no rechistarán al ordeno y mando y que serán la voz y los transmisores de las revelaciones de sus amos, que son amigos de los amigos de sus amigos.

Son muchos años de indi_gestión sanitaria para no comprender que estamos en una larga etapa de despotismo escasamente ilustrado, que con su pensamiento único continúa manteniendo la divisa de todo para el pueblo, pero sin el pueblo.