5/11/13

Crónica de la beatificación en Tarragona (II). Organización del acto y los voluntarios

Los opositores al acto de Beatificación lanzaron una campaña continuada de descrédito y de amenazas que hacía presagiar incidentes. Meses de preparación de acciones en una Cataluña sometida a la dinámica sin sentido de los dos últimos años. Acciones para ser ejecutadas por los clásicos grupos descontrolados integrados por reventadores profesionales, con objetivos totalitarios definidos desde hace tiempo para convertir a las víctimas en verdugos y extender esta incriminación a los asistentes a las beatificaciones.

La ceremonia de la Beatificación de los 522 mártires contó con la presencia de la imagen de “la moreneta”

Ebullición en las redes sociales donde, a través de Internet y del envío de correos electrónicos, grupos ácratas, socialistas, comunistas, republicanos, laicistas, ateos, ex monjes, monjas y frailes despistados, las siempre beligerantes redes cristianas, que se apuntan a cualquier bombardeo contra la Iglesia católica, y las de FEMEN, efectuaban sus convocatorias, sus advertencias y amenazas

Las redes y medios de comunicación afines a los nacional-progresistas alertaban de una conspiración vaticana, cuyo instigador sería el cardenal Ángel Maria Rouco Varela. Esta propaganda nos presentaba a un monseñor Rouco que, casi sin dormir, se levantaría muy temprano para urdir continuas y peligrosas tramas contra Cataluña, y, por tanto, la beatificación de los mártires del Siglo XX no podía ser otra cosa más que un acto político contra el independentismo catalán. Una obsesión, psicosis, paranoia, o como quieran llamarla que han alimentado, gustosos, el govern de la Generalitat de Catalunya, la coalición CiU que lo sustenta y el partido ERC que le da apoyo. No escatimaron esfuerzos en tratar de fusionar fusionar los actos del 12-O en Barcelona con los del domingo día 13 de octubre en Tarragona. ¡Cómo si en este mundo no existiera otra cuestión que la del independentismo catalán!

En su obsesión, no llegaron a entender que, en la elección de la fecha de la beatificación, influyera la climatología del lugar y la existencia de dos días festivos seguidos, la festividad de la Virgen del Pilar, patrona de España y de la Hispanidad, y el domingo que favorecían largos desplazamientos de buen número de fieles. Un evento de esta naturaleza exige tiempo de programación y de tareas de organización. Al contrario, la concentración hispánica de Barcelona se montó en pocos días.

Meses de tabarra de los grupos de exaltados nacional-progresistas que prometían arremeter contra los actos religiosos programados. Mientras, ajenos a esa lucha política del nacional-progresismo, los mártires fueron reconocidos como beatos por la Iglesia Católica.

El espacio de la ceremonia

La plaza del Complejo Educativo en la que se celebró la ceremonia fue dividida en dos zonas que miraban hacia el Altar. La zona Naranja, a la izquierda, y la zona de color Burdeos a la derecha. Cada zona estaba subdividida en parcelas numeradas y en cada parcela había dos Responsables, tres voluntarios de información y nueve voluntarios de acomodación de peregrinos.

En la zona Naranja se hallaban emplazadas las parcelas del 1 al 5 más el 11 que se subdividía en a, b, c.
• La parcela 1 (753 Plazas) era para las Causas de los Mártires.
• La parcela 2 (753 Plazas) para las Autoridades, en este ámbito no había voluntarios, la seguridad corría a cargo de los Mossos d’Esquadra y tenía las sillas negras en vez de blancas para distinguirla.
• Las parcelas 3 (776 Plazas), 4 (776 Plazas), 5 (776 Plazas) para familias de Mártires y Congregaciones.
• La parcela 11 estaba dividida en tres partes: 11 A (1285 Plazas), 11 B (3000 Plazas), 11 C (1127 Plazas) y se encontraba emplazada en la zona del césped alrededor de la plaza, sin sillas y estaba destinada a los fieles de parroquias y colegios.

En la zona Burdeos se situaron las siguientes parcelas:
• La parcela 6 (680 plazas) era para las Causas de los Mártires.
• La parcela 7 (776 Plazas) , 8 (776 Plazas),9 (753 Plazas) y 10 (776 Plazas) para familias de Mártires y Congregaciones.
• La parcela 12 se dividía en 12 A (3143 Plazas), 12 B (2534 Plazas), 12 C (2169 Plazas) y su emplazamiento, habilitación y destino era el mismo que en la parcela 11 de la zona Naranja.

Aspecto de la explanada en el acto de la Beatificación

En el Altar, junto a los concelebrantes, a su derecha, 12 plazas para Cardenales y 20 plazas para los Obispos de las causas. En el lado derecho, siempre mirando hacia el Altar, 120 sillas para Obispos y, detrás de ellos, 204 sillas para Superiores Mayores concelebrantes. En el lado izquierdo del Altar, la Escolanía de Montserrat (30 plazas), la Orquesta (30 plazas) y Superiores Mayores no Concelebrantes y Postuladores (84 plazas).

Entre el altar y la plaza, un área de 50 plazas para minusválidos en silla de ruedas, emplazada detrás de los sacerdotes (504 plazas) situados a la izquierda mirando al Altar, y a la derecha otra área habilitada para Sacerdotes (504 plazas).

En el campo de fútbol del complejo educativo, se habilitó otro espacio con sillas para poder seguir la ceremonia en una pantalla gigante.

Dado el número de catalanes beatificados, en su homilía el cardenal Amato hizo expresa mención a la historia martirial de Tarragona desde la época de las persecuciones romanas, en la que era capital de la Hispania Citerior.

Una beatificación que constituyó una ocasión muy especial para destacar lo mucho que une a todos los españoles y lo poco que nos separa. Una ocasión más en la que quedo patente el ridículo de una clase política, eclesial y periodística , que trató de politizar el acto hasta los más mínimos detalles impidiendo la presencia de aquellos símbolos por los que fueron asesinados los nuevos beatos.

La ausencia de un toldo para proteger del calor a varios cientos de prelados y al clero diocesano que concurrió de forma masiva a la ceremonia, configuró las imágenes variopintas de cómo cubrieron sus cabezas. En el acto, se destacó la imagen de la Moreneta y el canto final del Virolai. Posiblemente, porque los organizadores no sabían que ese cántico, y otros más, lo entonaban los Requetés del Tercio de Nuestra Señora de Montserrat al entrar en combate durante la guerra civil de 1936-1939.

El voluntariado

La archidiócesis consiguió movilizar a 800 voluntarios, un número considerado como necesario y suficiente para cubrir con garantías un evento de dicha magnitud. En general, su comportamiento estuvo orientado a dar acogida con plena naturalidad para que la estancia resultara cómoda a todos los asistentes. La exquisita dedicación de buena parte de ellos permitió contrarrestar el obstruccionismo practicado por los elementos de seguridad.

En conversación mantenida con diversas voluntarias y voluntarios presentes en el acto se me hizo un pequeño resumen de las instrucciones recibidas y de su participación en una jornada inolvidable que, para ellos, se extendería, en general, desde las 7 horas de la mañana hasta las 16 horas de la tarde.

Los voluntarios recibieron una bolsa de desayuno que contenía una pasta diferente (bien un donut, o un croisant, o magdalena, o lente de hojaldre...,) una manzana, un tetrabic pequeño de batido de chocolate y un botellín de agua. Pasadas las 15 horas, al acabar la ceremonia, se les entregó una bolsa de comida con un bocadillo de jamón serrano, una manzana y un botellín de agua.

Momento de descanso para un grupo de voluntarios que recoge la imagen del Diari de Tarragona

En la página web del Arzobispado había un apartado dónde los interesados se podían inscribir como voluntarios. Otros voluntarios fueron aportados por las Parroquias y grupos de catequistas. Todos ellos fueron emplazados en la plaza. Los voluntarios reclutados en colegios, los más jóvenes fueron emplazados en el camino de llegada, desde la entrada del complejo hasta la plaza, para dar la bienvenida a los peregrinos y marcarles el camino a recorrer. Estos voluntarios, el día anterior, habían ayudado en las dos funciones de la representación de la Pasión de San Fructuoso celebrada en el Tarraco Arena Plaza.

A los voluntarios se les indicó que vistieran pantalón negro o azul oscuro, camisa blanca, sin gorra, sin gafas de sol, sin teléfono móvil ni cámara de fotos, y el chaleco amarillo con la palabra voluntari/voluntario, que les fue entregado y era su acreditación para entrar en el evento.

Los voluntarios recibieron expresa indicación de no dejar pasar ni banderas ni pancartas, y que si las había debían avisar a sus responsables. No todos estuvieron de acuerdo con esta función de control a los fieles asistentes. Los responsables de parcela, provistos de Walki talki, sí se encargaron de alertar a los elementos de seguridad. En medio de la Eucaristía, se avisó a los voluntarios que estuvieran atentos porque se había advertido la presencia de mujeres del grupo Femen que pretendían despelotarse y saltar al Altar en el momento de la Consagración. Advertida su presencia, quedó bloqueada su acción. El personal de seguridad, de vestimenta naranja y marrón, pertenecía a una empresa que tenía órdenes de no dejar pasar banderas ni pancartas; pero, en el despliegue de banderas, única y exclusivamente arremetieron con las de España.

En esencia, el trabajo asignado a los voluntarios consistía en:
• Reparto de los libros de la ceremonia.
• Atención a las necesidades de los peregrinos: provisión de agua, indicación del emplazamiento de los servicios o del bar.
• Ayuda a los peregrinos para su ubicación en el espacio asignado, dividido en zonas por color y parcelas con número, colocándolos de adelante hacia atrás y de izquierda a derecha o de derecha a izquierda según dónde estuvieran las vallas y los pasillos, sin dejar ninguna silla libre, ni permitir guardar sitio. Esta Orden provocó diversos problemas entre voluntarios y peregrinos, deseosos de elegir sitio entre las sillas vacías. En este punto, diversos responsables advirtieron sobre las órdenes recibidas a los voluntarios y de la imposibilidad de contentar a los peregrinos.
• Pasar la bolsa de la colecta que, posteriormente, fueron recogidas por voluntarios de Caritas.
• Ayuda en el momento de la comunión y en el de evacuación de los peregrinos hacia el punto de salida del complejo educativo.

Los grupos de peregrinos felicitaron a los voluntarios por su entrega y dedicación, resaltando a aquellos que habían tratado de humanizar las órdenes recibidas. En algunas de las parcelas, la actuación de algunos responsables hizo enfadar a bastantes peregrinos. Las incidencias de seguridad las trataremos en la siguiente entrega de esta crónica.

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