31/3/14

Siete millones de euros del ala, que vuelan lejos

En los antiguos tebeos, los personajes de las tiras cómicas cuando se referían al dinero solían mencionar la cifra y una coletilla final, por ejemplo, diez mil pesetas del ala. Al referirnos al presupuesto de 2014 del Hospital Joan XXIII de Tarragona y relacionarlo con el del ejercicio de 2013, podríamos hablar que han volado siete millones de euros del ala. No en vano, las alas sirven para volar.

La Junta de Personal del Hospital Joan XXIII, formada por los Sindicatos, CGT, CATAC-CTS, CCOO, MC, SATSE y UGT, ha dirigido un comunicado de protesta ante la gerencia Territorial del ICS y a los medios de comunicación para exponer el nuevo recorte presupuestario.

Vayan grabando esta imagen del Hospital Joan XXIII, que puede adquirir un valor incalculable cuando haya desaparecido el centro hospitalario

En la gestión pública el presupuesto es esencial. En la última década, la sanidad pública de las comarcas de Tarragona y, muy especialmente, el Hospital Universitari Joan XXIII, ha sufrido un deterioro evidente. Para el ejercicio de 2014, este centro hospitalario dispondrá de una asignación presupuestaria ordinaria de 102 millones de euros, y según ha comunicado el Gerente Territorial del Camp de Tarragona-Terres de l’Ebre del ICS, Pere Àngel Montserrat Ollé, se mantendrá en este ejercicio la misma asignación presupuestaria del 2013. Pero, no es exactamente así, pues, al cierre de ese ejercicio la Generalitat había aportado cinco millones más de euros. Convendría, por tanto, hacer un poco de historia.

Presupuestos con tendencia al recorte anual

En el año 2010, el cierre presupuestario del Hospital Joan XXIII fue de 127,4 millones de euros y, año tras año, los cierres reflejaron los recortes hasta cerrar el 2013 en 107.925.440 euros. Para el año 2014, existía una previsión de cierre de ejercicio de 110 millones; pero, según informó la Dirección del Hospital la asignación presupuestaria será de 102 millones de euros, que, casi en su totalidad, estará destinada al capítulo de personal y al capítulo de bienes corrientes y servicios (farmacia, material sanitario y de laboratorio, prótesis, suministros energéticos, servicios de limpieza, etc.).

Sin embargo, desde la Gerencia Territorial del ICS, se reafirman en su pretensión de ofrecer la máxima eficiencia y calidad en la atención a la población que tiene el Hospital Joan XXIII como su centro de referencia. Ahora, amenazan con nuevas medidas generales de recorte, que ellos llaman ajuste, que aplicarán durante 2014 para cerrar el ejercicio con un “ajuste a la baja” de más de siete millones de euros.

Por mucho que el Gerente Territorial declare que el Catsalut tenga previstas inversiones en infraestructuras y equipamientos para este ejercicio de 2014, a fin de evitar lo inevitable, se le podría plantear varias preguntas.

¿Cómo se podrá mantener ese nivel y calidad asistencial con un menor presupuesto? ¿Cómo se mantendrá el mismo nivel asistencial si se reduce aún más la plantilla? ¿Cómo influirán los recortes en material sanitario, en farmacia, en prótesis, por poner unos ejemplos? Si el CatSalut piensa invertir, ¿eso significará que la Generalitat ampliará su asignación presupuestaria al Hospital Joan XXIII de Tarragona para que no se vea afectada su calidad asistencial? ¿Cómo se podrán ejecutar inversiones en infraestructuras y equipamientos, como obras de remodelación y mejoras de los quirófanos y del Servicio de Urgencias, previstos inicialmente para mayo y junio, si éstas se encuentran paralizadas, en fase de revisión o pendientes de licitación? Un conjunto de preguntas que nos inducen a plantear otra más: ¿Cómo evitarán que aumenten las listas de espera?

Mientras se va deteriorando la actividad sanitaria del ICS por falta de un presupuesto adecuado, van en aumento las listas de espera y empeora la atención sanitaria de su población adscrita. No obstante, el Conseller Boi Ruíz, nos habla de los esfuerzos que realizan para reducir unas listas de espera, que no se ajustan a la realidad, puesto que, en un elevado número de ocasiones, los criterios de registro no son claros, al menos, en cuanto al número de pacientes y sus tiempos de espera.

El conseller Boi Ruiz. siempre pensativo, se ha mostrado como un gran maestre creador de esfuerzos que han de realizar los demás

¿Cuáles son estos esfuerzos? ¿Recortar los cada vez más raquíticos presupuestos de la sanidad pública, reducidos en un mayor porcentaje que los de la sanidad concertada? ¿Forzar a acudir a los servicios asistenciales de la mal llamada sanidad privada a los que se la puedan pagar? ¿Ofrecer la posibilidad de saltarse la lista de espera, desde los propios centros concertados, en intervenciones de larga espera, previo pago de las mismas? ¿Existen otras prioridades para los responsables de la sanidad pública?

Cubrir la prestación sanitaria

En este punto, se debería distinguir la sanidad privada, que consiste en pagar por acto asistencial, de los otros tipos de actividad sanitaria que se presta a través de mutualidades, seguros de previsión sanitaria, centros concertados de titularidad pública y otros tipos de cobertura sanitaria. Unas prestaciones que han existido con anterioridad al sistema de Seguridad Social, que han coexistido siempre con éste y que evitan, día a día, que se ejerza una mayor presión asistencial sobre la deteriorada sanidad pública. Las pólizas de seguros dan una cobertura alternativa a unos ocho millones de personas en España, que, libremente, las suscriben para tener una mayor rapidez en la respuesta médica y en unas condiciones diferenciadas, sin representar gasto alguno para la administración pública.

A pesar de la válvula de oxígeno que eso representa para las arcas públicas, el Govern de la Generalitat somete a una asfixia económica al ICS en general y al Hospital Universitario Joan XXIII en particular. No como un hecho aislado, sino en el contexto de una estrategia que trata de acelerar el hasta ahora lento proceso de privatización de la sanidad, y que concreta en actos como la fusión de la sanidad en toda la provincia de Lérida.

La empresa GIPSS, emplazada en el Parque Sanitario del Joan XXIII, englutirá el servicio de Rehabilitación, ya se sabe que del roce nace el cariño

Para el futuro de la sanidad de gestión pública en la provincia de Tarragona, los augurios no pueden ser peores. De servicios que eran propios del Hospital Universitari Joan XXIII, hace un año se externalizó la gestión del servicio de Radiología, haciéndose cargo el IDI, empresa pública gestionada con criterios de derecho privado; a partir del verano, otra empresa pública, GIPSS, se hará cargo del servicio de Rehabilitación de Atención Primaria del ICS; más adelante, los servicios de Oncohematología del ICS serán asumidos por el Instituto Catalán de Oncología (ICO). Pero, el ICS continuará abonando las nóminas de su personal traspasado a esas entidades.

Un continuado desmembramiento del ICS, para deteriorar sus servicios asistenciales y crear el ambiente necesario que justifique su posterior privatización total. Los presupuestos del Departamento de Salud son los de mayor asignación y, en cierto modo, resulta lógico que en torno a ellos revoloteen una pléyade de cuervos esperando la muerte de su presa.

De momento y de forma muy especial, los recortes se han centrado en los trabajadores que prestan la atención directa a los pacientes. Eso lo dice, el mismo Gerente Territorial del ICS en la provincia de Tarragona, que admitió ante la prensa que “los recortes del 20% en cuatro años están todos concentrados en el capítulo de personal”; es decir, hay menos dinero para pagar médicos, enfermeras, celadores, auxiliares o personal administrativo. De hecho en ese período de tiempo la plantilla del Hospital Joan XXIII se ha visto reducida en más de 300 trabajadores, afectando servicios esenciales que sí determinan la calidad asistencial prestada. Bien al contrario, dicen los sindicatos, sí ha habido y hay dinero suficiente para crear nuevas Direcciones Clínicas, y para pagar un nuevo directivo recién incorporado a la gerencia territorial de Tarragona–Terres de l’Ebre. Lustros en los que se han incrementado el número de directivos y asesores contratados con salarios muy superiores a los del resto de trabajadores. ¿Se imaginan un ejército lleno de Generales, pero sin oficiales ni clase de tropa?

Del comunicado de la Junta de Personal del Hospital Joan XXIII de Tarragona extractamos lo siguiente: “Dada la situación crítica de nuestro Hospital exigimos que su máximo responsable, el Gerente Territorial, Dr. Pere Àngel Montserrat i Ollé, defienda los intereses del Hospital Universitario Joan XXIII, como Hospital de referencia, con la dotación económica y humana necesaria, y de no ser así que dimita, pues no estará cumpliendo con las funciones inherentes a su cargo”.

Además, los sindicatos pretenden implicar a los políticos locales en defensa de la sanidad pública. Concluye el comunicado con un “Rechazamos cualquier medida que suponga mermas en la prestación o en la calidad del servicio que se presta a los pacientes en el Hospital Joan XXIII y que suponga el empeoramiento de las condiciones de trabajo del personal".

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