9/9/14

El vodevil de las listas de espera en Cataluña

En el gran teatro de la vida existe también un género de comedia ligera que, en el siglo XVIII, en Francia denominaron Vaudeville y en el que intercalaban números musicales para mejor entretener al espectador. Decían que la comedia teatral quedaba enriquecida con el cántico de melodías populares (Voix de Ville). A partir de 1880 y hasta los años treinta ese teatro de variedades fue muy popular en EEUU. Los norteamericanos más dados a la espectacularidad además de entretener pretendían provocar la hilaridad o el asombro en el espectador, y, para ello, incluían espectáculos musicales, danza, shows de comedia, espectáculos con animales entrenados, espectáculos de magia, acrobacia, cine (presentación de cortometrajes y canciones ilustradas), malabarismo, obras teatrales de un acto, pantomimas y demostraciones atléticas.

Una buena adaptación a ese género teatral es el vodevil del "Klan Pujol". Al que no le hace falta ningún elemento de la comedia de enredo: comisiones con IVA incluido, impuestos revolucionarios, brujas de la buena suerte y mejor futuro, celos, traiciones, amantes despechadas, que han puesto en un brete la frase tan repetida por Jordi Pujol Padre de que "Això és una dona", en referencia a Marta Ferrusola, la matriarca del clan.

El teatrillo nacional-independentista no podrá negar de que dispone de tipos variados ensamblados por una constante: la corrupción personal, política y profesional de sus actores principales y de los elementos secundarios de un libreto que no deja de ser una obrilla de andar por casa, con escapadas al extranjero ese de los paraísos fiscales.

Comunicado de la Junta de Personal del Hospital Joan XXIII de Tarragona denunciando la nueva maniobra de la Conselleria de Salut de la Generalitat para reducir la actividad sanitaria del ICS

Pero, otro vodevil se viene desarrollando desde hace tiempo y su temática es la salud de las personas. Una salud afectada por las listas de espera y las disputas entre la patronal de la sanidad privada, los responsables de la sanidad concertada y los desamortizadores de la sanidad pública. Todos entran y salen por las diversas puertas del escenario: unos pierden las bolsas con las que han entrado por una puerta y otros salen con ellas por otra puerta distinta.

A partir del 15 de septiembre, la Conselleria de Salut “ha pedido” a la CMQR, integrada en el Grupo Sagessa, propiedad de la investigada INNOVA, que atienda 300 pacientes en lista de espera en el Hospital Joan XXIII de Tarragona. Con lo que se plantea un nuevo problema de Protección de datos sanitarios de los pacientes, confiados por éstos a un centro determinado y no para que su historial clínico vaya pasando de centro en centro.

La clínica de Reus practicará operaciones, en su mayoría de juanetes. Un tipo de intervenciones que tiene un tiempo máximo de espera de seis meses garantizado por la ley. Un centro que no dispone de UCI para atender las posibles incidencias de las operaciones.

El agravio es que las restricciones impuestas al Hospital Joan XXIII condicionan a este centro a reducir sus 11 salas quirúrgicas a cuatro durante un período estival que se alarga hasta Octubre. Una circunstancia que ha favorecido el plan del departamento de salud de reducir a la mínima la actividad asistencial de los centros del ICS. Sin embargo, con la corrupción de tantas décadas ha desaparecido algún que otro ciento de miles de millones de euros que hubieran hecho innecesaria cualquier restricción presupuestaria en la sanidad pública.

Y las derivaciones de pacientes van encaminadas hacia centros investigados por ilegalidades fiscales y cuyas causas conforman amplios sumarios sustanciados en los Juzgados de Reus, donde los encausados continúan entrando y saliendo por sus puertas, como si se tratara de un viejo vodevil.

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