21/12/17

Psicópatas, sociópatas, otros honorables y sus ilusos abducidos

Al sentir el aliento de la investigación judicial sobre sus miembros, los “klanes corruptos y corruptores” dieron el pistoletazo de salida al “prusés”. Toda una cohorte de subvencionados en el centro derecha, centro izquierda y extrema izquierda asumieron el “dogma del odio” que Prat de la Riba, en 1906, en La Nacionalitat catalana, estableciera como el rostro del “nacionalisme”. Un dogma supremacista que actuara como una fe religiosa carente de principios y valores morales.

Para ser consumido por una parte de la sociedad, optaron por la perversión en el uso del lenguaje: mentiras, medias verdades, emociones, falacias sin cesar, fanatismo, resentimiento, revanchismo, victimismo como argumento. Declaraciones y discursos robóticos repetidos constantemente a través de los medios, de las escuelas, de las homilías y de simplistas y cansinas consignas políticas. Mentir de forma compulsiva y sin pestañear hasta anular toda diferencia y hacer creer que la sociedad es un todo monolítico. Banalidad, sinrazón y odio como transmisores de la desolación ideológica y la corrupción moral de un régimen totalitario larvado tras casi cuarenta años de control social y de sobredosis de TV3%.

Del “Ara no toca”, Jordi Pujol pasó al “Ara Convé”, y ahora es la fase de “ja no hi toca”

Un proceso montado como espléndido negocio y “modus vivendi” de miles de personas. Un montaje destinado a captar ilusos y mantenerlos en campaña de movilización permanente. Una representación que ha pasado del “ara no toca” de Jordi Pujol al “ja no hi toca” aplicable a cada protagonista del sainete. Un esperpento que cuenta con otros personajes: Marta, como Mater Superiora del “no tenim ni cinc”, y la Mater Dolorosa del “prusés” encarnada en una Pilar, periodista histriónica, de excesiva e inestable emotividad, que necesita ser el centro de atención y que se siente incómoda si no lo es ante cualquier situación.

Un proceso esperpéntico

En los últimos meses, en medio de debates desoladores, de discursos increíbles, incoherentes y disgregadores, se ha retransmitido en directo la comisión de los actos delictivos del “prusés”. Más de tres décadas para transmutar las creencias de una parte de la sociedad catalana hacia la adoración y consagración de sus vidas a “lanació”. Una idolatría fanática cuyo máximo oficiante han sido un evasor confeso, el “Molt Honorable Mentider” y “su santificada esposa” y los “Klanes” separatistas, que se creían amparados en una inmunidad convertida en escudo de impunidad.

Una caterva de cómplices que colaboraron en la mascarada de la Cataluña virtual diseñada por el pujolismo. En ella, con el nexo aglutinante de la demagogia y de la subvención hasta las trancas, se repartieron los espacios políticos de centro derecha, centro izquierda y extrema izquierda con el objetivo de silenciar a los catalanes no nacionalistas. En su deriva, buscaron la complicidad de algunos sindicatos para frenar la protesta social contra la crisis para que convirtieran el odio de la lucha de clases en odio nacionalista. Dada su escasa afiliación sindical real, los financiaron de muy diversas maneras y llenaron sus vacía arcas, y los usaron para tensar la calle. Con gobiernos de Zapatero y de Artur Mas practicando recortes, esos sindicatos protestaban “contra las políticas del PP”, que estaba en la oposición en esos momentos. Tampoco olvidemos la fracasada huelga general del 8 de noviembre, convocada por un criminal convicto de tres asesinatos. ¡¡¡De locura!!!

En esa farsa han colaborado algunos obispos, sacerdotes, miembros de órdenes religiosas y entidades católicas, y de otras confesiones religiosas. Sin desmerecer la labor de algunas Logias, antes secretas y, ahora, reconvertidas en “sociedades discretas”. Todo por ampliar el entramado para que los clanes pudieran irse de rositas. Crearon Plataformas para instigar y ejecutar el “prusés” con la idea de romper España, siguiendo la “Técnica del golpe de Estado” descrita por Curzio Malaparte. Según la cual, previamente al golpe, se había de crear una situación de miedo mediante la ejecución de actos terroristas -de baja y alta intensidad- para disponer a la población a aceptar un líder y un estado autoritario con tal de volver a una pseudonormalidad.

Desde 1931, este libro de Curzio Malaparte tiene una permanente actualidad en cualquier tarea planificada por golpistas

Cuarenta años catequizando con idolátricas homilías que confundían la parte por el todo, en un discurso perverso construido a base de repetir las mismas falacias. Pura metonimia para hacer creer a una capa minoritaria y fanatizada de la sociedad que sólo ellos son el “poble”, que ellos son toda la sociedad. En esencia, sus mensajes usan palabras que envuelven emociones con las que alejar todo el sentido crítico de sus fieles, a quienes, dicho sea de paso, tratan como seres ingenuos y analfabetos funcionales capaces de creerse y tragarse cualquier patraña. Dejarse manipular, abducir y comprar la voluntad les era lo más cómodo porque les aseguraba pingües beneficios económicos.

De forma irresponsable y para destruir la convivencia, este entorno totalitario ha pervertido la realidad mediante el adoctrinamiento a través de la enseñanza y de los medios de comunicación controlados y subvencionados; a base de mentiras y farsas, de imágenes manipuladas, de apropiaciones indebidas, estafas, fraudes y delitos; mostrando una obsesión permanente: eludir impuestos y evadir capitales a paraísos fiscales. Un entorno propenso a la amenaza, al ataque a sedes de partidos no nacionalistas, al escrache, al acoso, al chantaje, a la coacción sistemática, al vandalismo tumultuoso y al ejercicio de otros tipos de violencia -física, verbal y psicológica- sobre la población silenciada para eliminar la presencia del Estado en Cataluña. Unos delitos que en la Causa 20907/2017 del Tribunal Supremo se califican como rebelión, sedición y malversación.

Los hechos de los últimos meses nos presentan a unos personajes oportunistas y manipuladores, xenófobos e insolidarios, que con engaños y victimismo han dividido y enfrentado, aún más, a la sociedad catalana, a la que han tratado de arruinar con tal de destruir España. Desprestigiados, desesperados por su fracaso, sin vergüenza y como rufianes, nos han mostrado su vileza, infamia, indignidad y cobardía para incitar al odio, en la confianza de que grupos radicales utilizaran la fuerza y la violencia para extender el caos en la sociedad.

Políticos y trastorno antisocial

La “DUI” es parte de una estrategia que no se rige por el imperio de la Ley y que tiende al desacato contumaz al orden constitucional y estatutario y a las sentencias judiciales. Como su totalitarismo no admite la división de poderes del Estado, siguen sin entender que lo primero que tiene en cuenta un Juez es la “Ley”, para analizar el “contexto” y los hechos que influyen en el “entorno”.

Si analizamos sus acciones y pautas de comportamientos en las relaciones personales en el ámbito social, laboral, de las finanzas o de la política, junto a la desobediencia a la ley rayana en lo delictivo, aparecerán rasgos de trastorno antisocial de la personalidad en algunos políticos.

Tertulianos y medios afines explican el artificial conflicto generado por el separatismo recurriendo a las emociones y, ciertamente, existen emociones corrosivas como el irracional odio, la envidia, la codicia, la culpabilidad, la vergüenza y la vanidad que suelen disfrazar de instinto de supervivencia, de herencia genética o de transmisión cultural. Un inconsciente que conecta sueños basados en ilusiones, surgidas de lo imaginario y de la subjetividad, y sublimaciones e invenciones nacidas del deseo. Con eso justifican la propia existencia y quieren que sus abducidos se sientan el centro del universo mediante el repudio a los demás, de quienes buscan separarse. Pero, la cruda realidad impone a esos individuos salir de lo virtual porque no están solos en el mundo y, entonces, sus sueños se frenan y diluyen. Frente a esas emociones y ensoñaciones es imposible establecer un diálogo con argumentos racionales.

Entre los diversos tipos de patologías, hay dos tipos de trastornos de personalidad que muestran ciertos rasgos comunes. Síntomas que suelen aparecer antes de los 15 años y que pueden tornarse en psicopatía o sociopatía en la edad adulta. El psicópata, por predisposición genética, nacería con esas características relacionadas con las diferencias cerebrales fisiológicas -dicen, y al sociópata lo generaría el entorno.

Los psicópatas no manifiestan conciencia ni empatía. Mienten sin pestañear y de forma casi permanente y lloriquean cuantas veces sean necesarias para sostener su engaño

Según la reciente versión del DSM-V ambos trastornos pueden tener comunes tres o más de los siguientes rasgos:
* Transgresión de la ley de forma regular
* Mentir de forma compulsiva, engañar y manipular constantemente a los demás
* Impulsividad y no planificar el futuro
* Propenso a la lucha y a la agresividad, aunque no sean necesariamente violentos
* Poca consideración por la seguridad y los derechos de otros
* Irresponsabilidad, no cumple con sus obligaciones financieras
* No sentir remordimiento o culpabilidad

Los psicópatas tienen dificultades para la vinculación emocional con los demás y sus relaciones suelen ser artificiales y superficiales. Para conseguir sus objetivos, las personas son peones a utilizar, sin importarles si las lastiman, porque raramente sienten culpabilidad por su comportamiento. Tienden a ser manipuladores hasta el punto de ser vistos por los demás como personas encantadoras y dignas de confianza, mostrando un trato educado y llevando, incluso, una vida casi normal y aparentemente estable, en sus relaciones familiares, amorosas y de trabajo. Cuando se involucran en conductas delictivas lo hacen de forma muy cerebral, minimizando riesgos, planificando cuidadosamente sus actividades para asegurarse no ser atrapados y elaborando planes de contingencia ante cualquier posible incidencia.

Por su parte, los sociópatas son más impulsivos y erráticos, menos calculadores en sus conductas. Aunque con dificultades de vinculación a los demás, pueden implicarse fuertemente en grupos o con personas de ideas afines. Propensos a ataques de enfado, de rabia y agresividad, pueden estallar de forma violenta. Se muestran incapaces de llevar una vida normal y gran parte de su vida familiar la realizan en el mundo exterior y no suelen tener puestos de trabajo de larga duración. Por su impulsividad y falta de planificación, cuando se comportan de forma delictiva suelen hacerlo de manera imprudente sin valorar riesgos ni las consecuencias de sus acciones, por lo que aumenta la posibilidad de ser atrapado y encarcelado por las autoridades.

Ustedes mismos asocien esos rasgos a honorables, consejeros, diputados, senadores, alcaldes, concejales y miembros de las asociaciones que, desde hace años, incapaces de solucionar problemas, se ejercitan en el tirar la piedra y esconder la mano con la idea de crear nuevos problemas a la sociedad civil catalana, a la que machacan con su matraca independentista.

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